Soy estatal: Ciencia y Tecnología: un campo de disputa
Trabajo en el CONICET, el principal organismo nacional de investigación en Ciencia y Tecnología, que comprende a alrededor de 25 mil trabajadores/as en todo el país bajo las figuras de becario/a, investigador/a, personal de apoyo o personal administrativo. Mi trabajo como becario consiste en formarme en el marco de un doctorado por 5 años, lo que implica una tarea no sólo de “capacitación” sino de producción de conocimiento. Esto es, desarrollar un plan de investigación que tienda a generar un aporte en el avance del conocimiento científico para el país. Este trabajo siempre se da en el marco de un equipo que involucra a varios/as trabajadores con las figuras mencionadas previamente.
En mi caso particular, el área en la que trabajo es Metalurgia, dentro del Instituto de Física Rosario (IFIR-CONICET/UNR). Junto con el resto del equipo que integra esta área intentamos producir avances en el conocimiento respecto de metales y aleaciones que permitan mejorar la calidad de vida de la sociedad. Sin embargo, cabe aclarar que el sentido de la producción científica –al igual que tantos otros ámbitos en los que nos desempeñamos los/as trabajadores del Estado– está en permanente disputa según la concepción que se tenga respecto de la sociedad que deseamos construir. Muchos de los avances científicos en la historia han estado vinculados al lucro de las corporaciones, o incluso al sostenimiento de su poder por medio de la guerra y el genocidio. A esta función nefasta de la ciencia muchos/as trabajadores tratamos de oponerle un rol alternativo: pensar una ciencia desde y para el pueblo, que sea parte un proceso de transformación social en un sentido emancipatorio, igualitario y ecológico.
Esta disputa debemos llevarla adelante colectivamente y considerándonos trabajadores. Desde los centros de poder siempre se ha fomentado una concepción neutral y apolítica de la ciencia, y pensada como un hecho individual. Este paradigma, sumado a la fuerte jerarquía existente en los sistemas científicos y a la cultura elitista que los permea, hace que muchas veces se considere la acción gremial innecesaria o directamente negativa. Esto a su vez lleva a que se naturalicen condiciones de precariedad laboral (el más conocido es el caso de los/as becarios/as: casi la mitad del personal del CONICET sin derechos laborales básicos, a lo que se suma el personal contratado) como así también arbitrariedades y situaciones de violencia. Por ese motivo nos organizamos en ATE, reconociéndonos como trabajadores del Estado, luchando por un Convenio Colectivo de Trabajo sectorial para el CONICET, por una democratización del organismo y por una ciencia al servicio del pueblo.
* Martín Leonard, becario del CONICET, afiliado a ATE Rosario
* Nota publicada en el periódico Codo a Codo de diciembre de 2017