El recuerdo de un militante sin fronteras
Héctor Quagliaro, fue un hombre comprometido con principios éticos profundos. Dirigente de ATE y la CTA, falleció a los 76 años y toda su vida abogó arduamente para mejorar los derechos de los trabajadores. A 13 años de su partida física, su obra y pensamiento están todos los días vigentes en la Asociación Trabajadores del Estado que supo construir.
Héctor nació en 1933 y, desde temprana edad, mostró ser un apasionado jugador de fútbol en su querido Rosario Central. Trabajó como ayudante de lechero a los 12 años, edad a la que también ingresó en los talleres de formación del Ministerio de Obras Públicas de la Nación, lo que marcó el inicio de lo que serían más de 55 años de militancia gremial.
Le tocaron vivir desde aquellos momentos, períodos históricos intensos de mil derrotas y algunos triunfos para la clase trabajadora. Conoció dirigentes enormes que lo formaron y contribuyeron causa de los trabajadores, como Alberto Belloni, o sus pares Vicente Militello o Mario “el negro” Aguirre. En esta realidad y con esta historia se formó quien sería un referente de la militancia gremial y social en nuestro país, en el peronismo y en ATE.
Tras el derrocamiento de Juan Domingo Perón, en 1956, participó de la resistencia peronista y también fue delegado gremial. En el 1959, con algo más de 20 años fue elegido Secretario General de la Asociación Trabajadores del Estado Rosario, y más tarde, en 1963 fue electo por primera vez Secretario General de la CGT Rosario. Tenía 30 años, este joven militante que destacaba por su oratoria y convicción, y desplegaría una incansable labor en favor de los derechos de la organización de los trabajadores y las instituciones democráticas, como escuelas y facultades.
“El pueblo de Rosario está dispuesto a luchar contra el gobierno elegido por nadie” – Entrevista con Rodolfo Walsh para el periódico de la CGT de los Argentinos, 1968
A fines de marzo del 68, en el congreso normalizador de la CGT Amado Olmos se formó la CGT de los Argentinos bajo la consigna de “Más vale honra sin sindicatos que sindicatos sin honra” y “Unirse desde abajo y organizarse combatiendo”. Toda una toma de distancia del sindicalismo colaboracionista con la dictadura de Onganía. Y también los artistas tuvieron lugar en aquellas jornadas. La idea era que no había que limitarse a interpretar o traducir la realidad, sino que hay que buscar constituir una resistencia con los todos sectores. ATE y aquella CGT comenzaron a conocerse como “las Naciones Unidas”, por donde pasaban todos los sectores de militantes de todo el arco político que quería transformar la realidad.
Por esto mismo, a fines de ese año, 1968, se montón en la sede de la CGT Rosarina, dirigida por un joven Héctor Quagliaro, una muestra multidisciplinaria llamada “Tucumán Arde”. Hoy recordada en las escuelas por su impronta de denuncia y activismo para cambiar la durísima realidad de los ingenios azucareros en el país.
“La violencia se trasladó a los barrios. Los actos relámpagos, las manifestaciones y las barricadas se sucedieron durante todo la semana. Se declaró una huelga general que abarcó todo el cordón industrial. Fue uno de los hechos de masas más importantes vividos en Rosario durante el siglo pasado. Los estudiantes y los obreros fueron sus principales protagonistas, pero participó todo el pueblo. – El Primer Rosariazo, 1969
Los Rosariazos de 1969, jornadas de lucha que transformaron la ciudad y a su gente, tuvieron algunos protagonistas indiscutibles, y Héctor fue uno de ellos. Alguna vez supo decirnos que aquello “fue uno de los hechos de masas más importantes vividos en Rosario durante el siglo pasado. Los estudiantes y los obreros fueron sus principales protagonistas, pero participó todo el pueblo”. Esas jornadas hoy son vistas como hitos en la lucha democrática que culminó con la renuncia del dictador de turno, Juan Carlos Onganía.
Algunos años más tarde, con el terrible golpe militar del 1976, el dirigente fue cesanteado y separado de la conducción nacional y un congreso fraudulento terminó expulsándolo. Pero Quagliaro no dudó en retomar su trabajo desde la base, y militar con grupos que le pusieron resistencia a aquellas afrentas, a la dictadura y a la política antiobrera. Él junto a jóvenes militantes como Germán Abdala y Víctor De Gennaro formaron la Agrupación Nacional de Solidaridad de ATE, ANUSATE, que recuperaría la conducción nacional del gremio y por más de cuarenta años y seguiría generando un camino por el que todavía los trabajadores transitan.
“La agrupación crecía, visitamos casi todo el país, a mí me decían Don Anusate. Estoy muy orgulloso de mi apellido, pero era un gran honor que todos los compañeros me identificaran con el nombre de la agrupación” – Sobre la verde ANUSATE
En 1987 el “Colorado” fue votado secretario general de ATE Rosario nuevamente, y fue reelecto en 1999. También presidió el Centro Nacional de Jubilados de ATE y la Federación de Jubilados de la Central de Trabajadores de la Argentina hasta el día de su fallecimiento. Después de la dictadura genocida, vivió por más de tres décadas intensamente la política gremial, juntando fuerzas y organizando compañeros para aquello que seguramente sería un gran cauce.
En el año 2006, el Concejo Deliberante lo nombró ciudadano distinguido Rosario “por su compromiso en la defensa de las libertades democráticas, los derechos del movimiento obrero de nuestra región y su contribución al movimiento popular del nuestro país”.
“Me parece que lo que más importa y lo que más rescato es que (en ATE Rosario) siempre hemos tratado de resolver los problemas de los trabajadores, pero más allá de lograrlo, hemos sido éticos, hemos sido coherentes, vivimos como hablamos, podemos caminar por la calle con toda tranquilidad porque no hemos traicionado, ni hemos usurpado ningún beneficio extra”
Héctor nos dejó en el 2010, pero sus contribuciones a la lucha de los trabajadores serán recordadas siempre. Hoy conmemoramos su legado, ese que nunca termina y siempre persevera, ícono de la militancia gremial. Y su recuerdo nos obliga a seguir su ejemplo, manteniendo viva la lucha por la justicia social y los derechos laborales, para que todos los trabajadores puedan vivir con dignidad y justicia social en “un modelo laboral de pleno empleo, en el cual no sean un número para el ajuste, el retiro voluntario o la mano de obra desocupada”.
“Ha cambiado la realidad de la sociedad y por ende la realidad del movimiento obrero. Lo que no cambia nunca son los valores y los principios que son los que la gente aspira para que sus dirigentes realmente expresen en los hechos todo lo que sabemos comentar sobre las demandas que tienen”
Equipo de Comunicación de ATE Rosario