Leernos y encontrarnos como clase obrera
En la tarde de ayer, se presentó el libro de Ezequiel Rodríguez Costa “Cuentos Sobre Trabajadores”. Con el objeto de “parar la pelota, encontrarnos y poder darnos un espacio de charla y mate”, en definición de la Secretaria Adjunta de ATE Rosario Lorena Almirón, la actividad sirvió para conversar sobre la importancia de la lectura, la situación de quienes viven del trabajo propio y los motores cotidianos que nos llevan a escribir la propia historia.
Ezequiel trabaja actualmente vigilando una antena de telefonía. Tiene turnos de doce horas. No obstante, inquieto y militante, maduró la idea de generar un material para laburantes que no acostumbran a leer. Por eso empezó a reunir relatos de importantes autores de diversos estilos literarios que hablaran de la clase obrera. Desde Eduardo Galeano a Atahualpa Yupanqui. De Roberto Fontanarrosa a Roberto Arlt y Bertol Brecht. En un principio los repartía en puertas de fábrica y después el proyecto creció y se transformó en un libro.
“Cuentos Sobre Trabajadores” es un material de recopilación que a su vez cuenta con la biografía breve de los autores reunidos, armada por el propio Costa. “Advertí la necesidad de plantear la replicación de formas de explotación a lo largo de la historia. Es un libro destinado a generar conciencia para que el trabajador se identifique como tal”, resumió el joven.
Ante una ronda de compañeras y compañeros donde circulaba el mate, la presentación realizada en el salón Héctor Quagliaro de ATE Rosario, abrió debates más que interesantes. La consciencia de clase, la naturalización del abandono de la lectura analítica, la fragmentación de los asalariados, la necesidad de reencontrarnos y debatir. También dos compañeras le pusieron voz a alguno de los cuentos. Gladis Iglesias, Asistente Escolar de la Escuela 1275 y escritora, leyó el maravilloso “Rosita, la obrerita” de Fontanarrosa.
El inefable Eduardo Galeano quedó en voz de Graciela ‘Chili’ Roselló, de La Bancaria y Secretaria de Relaciones Institucionales de la CTA Rosario, quien valoró “la importancia del pensamiento novedoso de Ezequiel, de seleccionar cuentos para que compañeros que no son de leer, tengan una punta que los convoque en estos relatos”.
Consultados los presentes sobre qué aspecto elegirían para escribir sobre su propia realidad como trabajadoras y trabajadores, se abrió un abanico de realidades: la violencia institucional a la que son sometidas y sometidos en el sector estatal; la violencia en los barrios donde se erigen las instituciones en las que se desarrollan tareas; la inequidad; las terribles condiciones en que los jóvenes de hoy deben insertarse en el mercado laboral con su consecuente sentimiento de frustración y falta de perspectiva a largo plazo. Pero también “la riqueza humana, las relaciones que se tejen entre compañeros y con los chicos en las escuelas. Esas pequeñas cosas que hacen tolerable el resto”, señaló emocionada la Secretaria de Formación de ATE Rosario, Mónica Escalante.Ritual necesario
El Secretario General de la CTA Autónoma Provincia de Santa Fe, Gustavo Martínez, rescató para concluir la jornada “este modo de ritual que es la presentación de un libro, un momento importante y necesario”.
Como es su costumbre, usó ni más ni menos que un relato para figurar la importancia de leer escuchándonos y releyendo en las lecturas de otros y otras:
”Hace muchos años nos reunimos en un plenario de asistentes escolares, cuando todavía nos definíamos como ‘no docentes’, lo que partía de una profunda discriminación hacia nuestro trabajo. Ese día íbamos a pasar un video de las Panteras Negras, sobre segregación racial en Estados Unidos y cómo se organizaron contra eso, pero la videocasetera nunca anduvo. Entonces, una banda de cuatro o cinco que habíamos leído cien veces el Manifiesto de la CGT de los Argentinos propusimos hacer la lectura grupal y debatir. Al terminar, una compañera de la Cocina Centralizada dice: “me mató esa frase”. Quienes leyeron el Manifiesto saben que hay un sinfín de frases, la consultamos sobre cuál había llamado su atención. “El pan tiene dueño, pero un dueño sin hambre”, dijo. Los que propusimos esa actividad, nos miramos pensando en qué bien había sintetizado la compañera lo que le había generado el texto y por abajo buscábamos dónde decía eso, si lo decía. Y efectivamente en las cientos de lecturas, nunca ninguno de nosotros habíamos reparado en particular en esa frase. La compañera la hizo aparecer como otra joya. Para eso sirven estos espacios. Hay que motivar que los sindicatos promuevan y motoricen estas convocatorias”.
Así quedó abierto el libro con hojas en blanco, invitando desde la CTA y ATE a que los cumpas se manden y escriban, se escriban, hagan catarsis y análisis, para entre todos y todas, letra a letra, seguir escribiendo nuestra propia historia. “Lo más importante no es el trabajo sino lo que pasa dentro de uno mientras lo hace”, se rescató como una frase señera. Y cada uno se preguntó, se la guardó y pensó en la importancia que muchos otros y muchas otras la lean para seguir leyéndose y encontrándonos.
Prensa CTA Santa Fe