Acedo: “a los laburantes nos va a ir bien si mejoramos el sindicato y cambiamos la sociedad”
Ante un nuevo aniversario este 17 de septiembre de la partida del ex Secretario General de ATE Y CTA Rosario, Jorge Acedo, retomamos parte de sus enseñanzas para este momento y el desarrollo integral de la vida sindical.
“Las cosas que te pasan en la vida, las que vas conociendo, las que te das cuenta después que te pasaron, hacen que uno vaya reconociendo una forma de vida militante”, afirmaba Jorge en un curso sobre la Historia del Movimiento Obrero en Rosario.
“Tengan en cuenta que nosotros con 20 o 21 años ya éramos delegados. Y esto que llamamos la conciencia de clase tiene que ver con algunos valores que, yo digo, son permanentes aun cuando los tiempos sean distintos”, afirmó en uno de los encuentros de la lista Agrupación Nacional de Unidad y Solidaridad de ATE, su ANUSATE, la agrupación de la que formó parte de la mano de Héctor Quagliaro, Germán Abdala y Víctor De Gennaro.
Jorge pasó por diferentes lugares de representación: delegado de taller en Fábrica Militar Fray Luis Beltrán, Secretario General de la Junta Interna, fundador de la ANUSATE y dirigente de ATE y CTA en diversas secretarías. Su origen de fábrica lo hizo el más empático de los dirigentes estatales para construir en el sector privado desde la Central de Trabajadorxs de la Argentina. Y su paso por la lucha de Astillero Río Santiago y las Minas de Río Turbio lo hizo imborrable como dirigente nacional.
“A los laburantes nos va a ir bien si mejoramos el sindicato, si empezamos por cambiar la sociedad, sino no nos va a ir bien. Primero una cuestión plural y, cuando digo plural, digo que los compañeros en el gremio podían tener distinta tendencia política pero mandaba la asamblea. Los compañeros discutían de política entre ellos y no le iban a preguntar al partido lo que había que hacer. Por eso quizá la ANUSATE en su esencia es totalmente plural. Se reconoce a los compañeros que militaban no por el origen de en dónde militaban sino por la representación que tenían. Y esto es fundamental tenerlo en cuenta para poder trabajar todos juntos, no digo que sin discutir, que era algo más difícil en esos tiempos con esa pasión que sentíamos por discutir todo”, planteaba.
Acedo sufrió la desocupación como castigo por lo que pensaba y la democracia lo encontraría manejando un taxi, también de la mano del histórico dirigente estatal, Héctor Quagliaro. “En la época que nos tocó ser delegados había dirigentes sindicales traidores y burócratas, los que hoy están parecen “mangueritos” al lado de esos tipos. La diferencia, y por eso el poder nos sigue presionando para que ésto no crezca, era que había miles de delegados en todos los sectores de trabajo y en toda la industria privada. Y ahí iban de la mano el peronista, el socialista, el comunista y el radical, no había diferencias. Hoy nos meten las diferencias desde arriba y además nos hacen creer que somos clase media”, definía con su auténtica claridad.
“Yo creo en una construcción política que tenga esencialmente que ver con los trabajadores. Se nos busca siempre a los trabajadores en los procesos eleccionarios y, como decía Germán (Abdala), los únicos que necesitamos a la política somos nosotros porque los otros tienen de todo: tienen poder, las armas, la plata, y nosotros no. Por eso en la construcción gremial hay que tener un gran aguante y una necesidad muy fuerte de sentir lo que necesitan los compañeros. Y la construcción política es sólo válida, para mí, si viene de abajo como la que intentamos hacer”.
La historia lo estaba esperando
Los inicios de la década del setenta eran momentos en los que todos hablaban de política, se discutía en el laburo. “Por ahí uno iba a jugar al fútbol y hablando terminaba cambiando de trabajo. Después del servicio militar, entro en la fábrica en el ´72 (Fabricaciones Militares). Cuando entré, lo primero que hice fue preguntar al capataz que me explicaba dónde se dejaban las herramientas, dónde estaba lo que se necesitaba, pregunté por el delegado y, el capataz, que era un buen tipo, me dijo que no había delegados... Se ve que un compañero escuchó y empezamos a charlar. ‘Te estaba esperando’, me dijo”, recordaba el que llevaba tan arraigada la verde de ATE como la bandera auriazul de Rosario Central.
Avanzando en el armado interno de Fábrica un compañero lo agarró y le clarificó: “mirá esto es muy fácil, ustedes armaron esto, ustedes lo tienen que conducir, no mientas nunca y cuando tengas dudas llama a la asamblea. Cuando uno hace lo que se debe las cosas salen como tienen que salir. Debe ser una de las cosas más difíciles en el sindicalismo, no entrar en lo que aquella época llamábamos el colaboracionismo, no ser idiotas útiles”.
Para estos momentos en los que el salario sigue siendo una variable de ajuste, Jorge dejó la enseñanza de que “la mejor forma de discutir un convenio es empezar por discutir un salario, empezar por clarificar las cuentas, empezar porque se entienda un recibo de sueldo. Y si hay salario básico tiene que haber una verdadera carrera administrativa, sino lo que hay es todo una mentira (…) Nosotros decimos que el salario lo fijan las necesidades del trabajador y sus familia y no lo fija la realidad o los problemas que tengan los distintos gobiernos”.
Pese al largo camino democrático y ser nuestro país uno de los que mayor grado de sindicalización contaba, Acedo denunciaba que “es más fácil elegir gobernador o presidente que elegir delegado en su sector de trabajo”. Insistía en que la dignidad de los trabajadores y trabajadoras se expresaba por excelencia en la calle y movilizados.
“Los burócratas se la pasan tomando cafecitos todo el día. Les va a agarrar una úlcera en el estómago, pero no van a resolver ni un mínimo problema. Así es la burocracia sindical”, repetía. Desde esa férrea oposición a las posturas colaboracionistas y entreguistas, Acedo marcaba siempre que “las juntas internas son la base operativas de los sectores”, mandaba a leer a Abdala y advertía: “si no te respetan que te tengan miedo, es corta esto”. Así organizó, luchó, se solidarizó y supo ser un referente de la clase no sólo para las y los estatales, sino para el sector combativo del movimiento obrero.
Jorge creía y se emocionaba con las marchas, con la participación de la juventud y no le escapaba a ningún debate. Era implacable, pero franco y directo. Tenía claro que había una batalla cultural profunda para dar de cara a toda la sociedad.
En una charla sobre la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en el terciario público de periodismo de Rosario (ISET XVIII) en 2009 desarrolló: “¿Cuándo los trabajadores somos noticia? Cuando hacemos una movilización y ‘molestamos’ a la gente ‘común’ que no puede ir a trabajar, o nos muestran en los momentos de la derrota, cuando nos imponen los despidos, los cierres de las fábricas. Si mostraran todas las expresiones de lucha y de pelea que tiene nuestro pueblo, si hubiese un imaginario canal donde apareciesen todos los cortes de ruta, todas las tomas de fábrica, los reclamos de los vecinos, los cortes de calle, nos daríamos cuenta de cómo pelea nuestra gente y cómo de las luchas de nuestra gente no se conoce casi nada”.
Y analizaba: “hay algo que ha sido fundamental en estos últimos treinta años de nuestro sindicato; ganamos la calle y le demostramos a todos los gobiernos que este no es un sindicato al servicio de los funcionarios de turno, y creo que este es el mayor éxito de nuestra ATE. Cuando estuvimos adentro de la CGT (previo a la fundación de la CTA) teníamos una posición de las más combativas. Y siempre decíamos la misma frase: los dirigentes en ATE deben vivir como hablan, frase chica pero que contiene todo lo que tenemos que hacer los dirigentes en la organización”.
Este recorrido por las frases de Jorge Acedo, es mucho más que la conmemoración de su partida o el recuerdo estático a alguien que marcó la historia: sigue siendo un planteo de principios que debe interpelar a todo el arco gremial. Desde al trabajador y la trabajadora de base, al dirigente o dirigenta que asuma la responsabilidad de tener espacios de definición política. Una brújula para no equivocarse de qué lado hay que estar para vivir como se piensa y hacer lo que se dice.
Equipo de Comunicación ATE Rosario