Almirón: "el sindicato crece y se fortalece en cada lugar de trabajo"
La Secretaria General de ATE Rosario, Lorena Almirón, realizó un balance del año en perspectiva de lo que se viene. Los cambios de dirección política en los gobiernos, los principales puntos de lucha y la renovación en el sindicato, como ejes de una extensa charla.
¿Qué balance haces de la última etapa?
Estos últimos cuatro años de Macrismo fueron muy duros, de mucha incertidumbre para las y los trabajadores, nosotros lo vivimos muy de cerca, sobre todo en Fabricaciones Militares, donde fueron despidiendo por goteo. La perversidad de ése gobierno fue sin limite, despidieron en días como las fiestas, a fin de año, les palmeaban las espaldas le decían ‘no te preocupes’ y al otro día tenían el telegrama de despido. Las subas de las tarifas, las quita de subsidios y mantener los salarios por debajo de la línea de pobreza, fueron golpes muy fuertes para los trabajadores y trabajadoras. Por supuesto, atravesado por lo que sucedió en diversos países hermanos, como Chile, Bolivia, Ecuador, Colombia, que con sus particularidades expusieron un escenario muy complejo para todo el campo popular latinoamericano.
A nivel provincial y local, la pelea contra la precarización laboral, por salarios dignos, contra los tarifazos, por las partidas de comedores escolares, en defensa de la caja de jubilaciones y nuestra obra social, entre otras, nos llevó a estar mucho en las calles. Lamentablemente, a nivel local y provincial se nos llevó a situaciones similares, con contratos que se terminan a fin de año generando gran angustia. Y hablamos de trabajadoras y trabajadores que, con sus derechos laborales violentados, sostienen políticas públicas importantes, como el Teléfono Verde y el Tríptico de la Infancia en lo municipal, Cultura y Desarrollo Social de la Provincia, entre otros sectores.
¿Cuál fue el rol de ATE en la resistencia a esas políticas?
Nosotros recibimos al gobierno de Mauricio Macri con un paro masivo, el 24 de febrero de 2016, creo que no hubo un paro similar en Rosario, aparte con la participación de todos los organismos y la multisectorial en defensa de los puestos de trabajo. Fuimos protagonistas de esa jornada porque, además, la mayor parte de despedidos la tuvo ATE. La estigmatización que nos hicieron al decirnos ‘ñoquis’ les duró muy poco, porque sus propias estrategias le iban jugando en contra, creo que la primer pelea fuerte que tuvimos fue ésa. Ellos contaban con los medios masivos de comunicación, pero nosotros en las calles teníamos llegada a la gente.
Hubo cambio de signo político también a nivel provincial, con el cierre de una larga etapa. ¿Cómo lo analizás?
En Rosario, hubo un desgaste del Frente Cívico y Social, y la gente no le perdonó la adhesión al pacto fiscal con el gobierno de Macri. Santa Fe es una provincia rica, tiene muchos recursos y no se entiende que tengamos trabajadores y trabajadoras pobres, o tengamos un 30,5 por ciento de pobreza, cuando tenemos las cuencas lecheras mas importantes del país, tenemos campo, carne y producción de todo tipo. El 70 por ciento de los estatales estamos debajo de la linea de pobreza.
El gobierno del Frente estuvo alineado en varios aspectos al gobierno de Macri, creo que por eso la gente tuvo un giro y buscó otra alternativa política. Ante esto nosotros tuvimos que buscar la fuerza en la calle en unidad de acción con otros sectores, como AMSAFE, SIPRUS, otros gremios estatales, los movimientos sociales y, por otro lado, fortalecer la CTA Autónoma a la que pertenecemos, articular también con sectores privados que se sumaron a la lucha contra los tarifazos, lograr mejores salarios y que se vaya el gobierno neoliberal. Muchos actores sociales estuvimos en las calles y estuvimos a la altura de ésto, uniendo a distintos sindicatos que estaban en lucha.
En torno al nuevo gobierno, vemos con mucha preocupación varias cosas. El tema de la postura ante la precarización, las amenazas de quitar la cláusula gatillo y la adhesión a la Ley de ART del macrismo, marcan un panorama hostil a las trabajadoras y trabajadores. Los decretazos son medidas unilaterales e inconsultas y en algunos casos violentan normativas establecidas, como con las vacaciones compulsivas al personal de la administración pública provincial. Los vetos a leyes que abonaban a la protección de la infancia y la familia, como la expropiación del Ingenio Las Toscas, realmente plantean un horizonte muy oscuro. Estaremos en las calles, alentando la unidad de acción, defendiendo a quienes representamos y los derechos de la comunidad.
A esto se sumó también un cambio de dirección política en el sindicato ¿cómo se vivió?
Este proceso comenzó a principio de año, con compañeros que pensamos que otro sindicato era posible, un sindicato democrático, con trabajo territorial que es lo que mejor sabemos hacer. Creo que esa fue y es nuestra mayor fortaleza: estar en el lugar de trabajo, las asambleas y plenarios para discutir acciones a seguir, que generaron planes de lucha.
Por eso, el ultimo año y especialmente en la última etapa hicimos eje en el pase a planta permanente de los trabajadores, la lucha por el fin de la precarización laboral, entendiéndola no sólo como el pase a planta, sino también atravesada por las malas condiciones de trabajo que tenemos los trabajadores estatales en general. Hay problemas edilicios, cuestiones de salud laboral, la ausencia del comité mixto de seguridad e higiene en los lugares de trabajo como lo dice la ley que al no cumplirse, genera que nos enfermemos.
¿Qué importancia tuvo en esta etapa el movimiento de mujeres en la apuesta a acciones intersindicales en distintos momentos?
La unidad se dio fuertemente en el movimiento de mujeres, de hecho continuamos compartiendo muchos espacios, a pesar de las diferencias. La presencia de mujeres en el movimiento obrero rosarino y el movimiento feminista ha empujado que hoy hay muchas compañeras nuestras como secretarias generales. En mi caso, ser la primera Secretaria General me convierte en una referente, en ejemplo para que otras compañeras se empoderen. La lucha es algo colectivo, siempre digo que nadie se salva sola ni sólo y el discurso se tiene que plasmar en la realidad, con hechos concretos.
¿Qué cambia dirigir un sindicato siendo mujer y feminista?
La horizontalidad. Los sindicatos tienen una estructura muy verticalista y al estar en una sociedad patriarcal es muy difícil luchar contra el patriarcado, esto no es una lucha contra nuestros compañeros varones, sino una lucha que tenemos que llevar adelante entre todas y todos, teniendo mayor información y formación de manera transversal en todos los sectores del sindicato. Tenemos que luchar para que haya Educación Sexual integral en las escuelas, que se implemente la Ley Micaela para todos los trabajadores y trabajadoras del Estado y la Ley Vanesa. Las mujeres también tenemos que tener formación que nos permita empoderarnos más, organizarnos y estar en las calles para que se visibilice y luchar por el fin de la violencia hacia nosotras y las disidencias.
¿Cómo dialoga el rol sindical con el rol culturalmente asignado a las mujeres?
El rol que se nos asigna a las mujeres es el de cuidado y no son remunerados. Incluso cuando un familiar de la propia pareja enferma, queda al cuidado de la mujer. Si bien ha ido cambiando, estamos lejos de lograr equidad e igualdad y que no haya brecha entre varones y mujeres ni en lo laboral y particular.
En lo sindical es el doble de costoso para una mujer que para un hombre. Me costo muchísimo, entre el trabajo en casa, más el trabajo y tener una perspectiva sindical. Esas tres cosas más los horarios de reuniones y que no hay lugares donde puedan estar nuestros hijos, también es un problema, que por ahora sólo es de la mujer.
De todos modos creo lo que marca la diferencia entre un hombre y una mujer dirigiendo el sindicato es la perspectiva política de cómo se lo lleva adelante. Soy del sector de asistentes escolares, me eligieron mis compañeros y compañeras para ser referente del sector. Antes estaba instalado que las y los directivos me iban a pasar por alto porque era mujer, una compañera mujer me lo dijo, esa mentalidad estaba instalada. Como era mujer no podía ir a defender a una compañera o compañero ante una directora o director. Con el tiempo eso no sucedió más, lo pude hacer mejor que otros compañeros que eran varones, de la misma manera sin levantar la voz y obteniendo los mismos o mejores resultados que si el que afrontaba la situación era un hombre. De todos modos, me ha pasado de ir acompañada con un hombre y que lo miren a él para hablar y no a mí, hasta que empezaba a hablar y ahí sí entraba mi figura en la conversación.
¿Qué le dirías a tus compañeras y compañeros de cara a fin de año?
Que estuvimos en las calles, en las plazas, reunidos por nuestros derechos en plenarios y asambleas. Tuvimos logros y esos logros son colectivos. Todavía faltan, y el año que viene seguiremos por la conquista de todos nuestros derechos. Los convocamos a todas y todos a sumarse. Porque como nos gusta decir: si el presente es de lucha el futuro es nuestro.
Equipo de Comunicación ATE Rosario