FMI, default diferido y crisis permanente sobre nuestras espaldas
Tras el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, por la deuda ilegal e ilegítima tomada por la gestión de Mauricio Macri y no investigada, el gobierno nacional debe definir desde dónde se acorta el déficit. Las trabajadoras y trabajadores, con sucesivos años de pérdida de poder adquisitivo decimos: hay que ir a una reforma fiscal integral, que paguen más quienes más tienen.
Habiendo pasado lo peor de la pandemia la situación social es crítica. Es cierto que Argentina atravesó una situación extraordinaria como el resto del mundo. Pero hubo y hay definiciones políticas que pueden profundizar la crisis o menguarla buscando salidas dignas y con perspectiva de futuro.
Primero hay que decir que el préstamo del FMI al gobierno de Macri, violando su estatuto, de un monto nunca otorgado a otro país y fugado por la gestión de Juntos por el Cambio, merece un abordaje extraordinario. No se trató de un préstamo a un país, sino de un paquete de dinero para sostener geopolíticamente al referente local del modelo económico, político y social que el Fondo defiende. Paquete que ni siquiera le sirvió para mantener su capital político: se la fugaron toda y perdió las elecciones a posteriori.
Lamentablemente, la promesa de Alberto Fernández de investigar ese préstamo ilegal e ilegítimo, no se desplegó en el momento de mayor capital político de su frente electoral. E iniciamos este 2022 con un ‘acuerdo’ que, en realidad, serán 37 nuevos préstamos para pagar los vencimientos de las cuotas de capital, cuya primera devolución vencería cuatro años y medio después. Algo que muy bien explica el informe del Mirador de la Actualidad, el Trabajo y la Economía (grupo que dirige el compañero economista Sergio Arelovich).
Tampoco hay certezas sobre la continuidad de este ‘entendimiento’ con el FMI, por lo que uno de los directores del Banco Nación, Claudio Lozano, habla de ‘default diferido’. Es decir, no se anula el fantasma de la cesación de pagos, tampoco es seguro que sucederá. Pero está claro que vamos a seguir pagando en una bicicleta a largo plazo que nos condicionará la política interna.
Y en ese plano es que el gobierno definirá ‘cuán de todos y para todos’ será la gestión de su frente. Empiezan a instrumentarse aumentos de gas, nafta y energía eléctrica. Se plantean segmentaciones que no obstante aún resta afinar fuertemente. También aumenta el transporte urbano en Rosario, con una cifra dos veces y media superior a otras provincias (algo que atenta directamente al bolsillo de las y los laburantes).
Las aplicaciones de incrementos y el destino de los subsidios deben ir a los sujetos indicados. Tardaron una pandemia en hacer pagar un aporte extraordinario a las grandes fortunas cuando esa medida se aplicó en decenas de países. Por ende es urgente generar no sólo las condiciones políticas y la fuerza social, sino la voluntad y la estrategia para que la tan mentada reducción del déficit no se apoye en lo más delgado del hilo social. Porque ese hilo, ya no resiste.
Es hora de aplicar -tanto en la órbita nacional como provincial- sobre quienes tienen los recursos económicos montos realistas (esos que tanto se piden en las tarifas de servicios) a impuestos como bienes personales, actualizar y cobrar el impuesto inmobiliario rural correspondiente, instaurar el impuesto a las grandes fortunas, e ir a reformas progresivas del esquema impositivo. La plata en Argentina está, pero concentrada en actores de poder que lo seguirán acumulando si no hay decisión de hacer las cosas distintas.
Hoy, el mayor déficit del país sigue siendo la enorme injusticia social que condena a la mitad de la población del país del pan a ser pobre, aun teniendo empleo. Y que tiene por ende en proporciones obscenas y desoladoras a nuestros pibes y pibas sin acceder a los alimentos necesarios para desarrollarse y vivir dignamente. Hoy más que nunca, el presente depende de la fuerza social y la voluntad política para generar las bases que nos permitan pensar en un futuro.
ATE Rosario
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