Hacia el paro general con un programa de los trabajadores
La situación de los trabajadores, tanto activos como jubilados, demanda acciones para frenar el ajuste. El paro general se vuelve urgente, acompañado de un programa que sea opción política para que el Estado esté al servicio de las mayorías populares.
Ponerle freno a la política de ajuste del gobierno de Mauricio Macri. Ese fue el eje central de la movilización que el martes 22 de agosto nucleó a las centrales sindicales del país. Y también, por supuesto, señalar a gobernadores que, aún con distinta identidad partidaria, aplican el mismo plan.
El panorama que vive la clase trabajadora es acuciante: en cada una de las ramas productivas, los trabajadores se ven afectados por el ajuste económico que está llevando adelante el gobierno, tratando de bajar los costos laborales y avanzando sobre los derechos. Por eso sobrevuelan los proyectos de reforma laboral (por ley o individualmente a través de la modificación de los convenios colectivos) y previsional (incluso amenazando con subir la edad jubilatoria); ya está en marcha la privatización de un derecho fundamental a través de la engañosa Cobertura Universal de Salud (CUS) y se multiplica la precarización en todos los niveles.
La otra variable fundamental para los trabajadores y las trabajadoras es el salario. Hoy se conoció la nueva cifra de la canasta básica total medida por el INDEC: para no ser pobre, una familia necesita $15.024 mensuales. Por su parte, quienes integran la Junta Interna de ATE en ese organismo estiman que ningún trabajador debería cobrar, como mínimo y de bolsillo, menos de $24.312,80. Además, esos compañeros también aseguran que el poder adquisitivo del salario de julio de 2017 resulta un 10,5% inferior al de noviembre de 2015, dando cuenta de la enorme pérdida salarial que se produjo desde la asunción del gobierno de Macri, con una inflación que calculan en 64,8% en esos 20 meses. Ni que hablar de las necesidades que pasan los jubilados y las jubiladas, que deben sobrevivir con un ingreso mínimo de hambre, que en septiembre será de $7.246. De allí que se vuelva urgente la reapertura de la discusión paritaria, un reclamo que desde ATE Rosario ya comenzamos a levantar.
Lejos de las necesidades de los trabajadores, el Consejo Nacional del Empleo, la Productividad y el Salario establece un salario mínimo de $8.060 que recién en julio del próximo año subirá a $10.000. En tanto, el promedio salarial no supera en mucho los $13.000. De esta forma el gobierno sigue legalizando la pobreza y la precarización.
Estos datos no hacen más que dar cuenta de una situación económica asfixiante y por eso se vuelve urgente el llamado a un paro general. Pero hablamos de una huelga que no sea una medida aislada, sino expresión del programa que deben levantar las centrales obreras frente al modelo económico que nos están imponiendo. Un proyecto que incluya, entre otros puntos, la soberanía sobre nuestros bienes comunes; el impuesto a la renta financiera y a las grandes empresas; la normalización del PAMI y el ANSES; salarios y jubilaciones con mínimos que garanticen una vida digna; la eliminación del impuesto a las ganancias sobre los salarios; el pleno empleo; y una férrea defensa de la educación y la salud públicas.
Debemos construir una propuesta que, emanada de los trabajadores, pueda constituir una opción política para que el Estado esté al servicio de las mayorías populares y no de las minorías como sucede hoy. Y a la par de esa construcción, no debemos abandonar las calles porque, de lo contrario, nos van a seguir robando derechos hasta que no podamos ni caminar por la vereda.
* ATE Rosario