Jorge, Miguel y la cultura de la asamblea
Los 40 años de ANUSATE se enlazan con la historia de dos de sus protagonistas: Jorge Acedo y Miguel Peyrano. A poco más de un año de sus partidas, en noviembre se los homenajeó y fueron recordados por sus compañeros de Fábrica Militar Fray Luis Beltrán.
Hace poco más de un año fallecieron Jorge Acedo y Miguel Peyrano, con apenas un mes de diferencia. Hasta la muerte los encontró juntos a estos enormes trabajadores, dirigentes estatales y referentes de la clase obrera argentina.
Para recordarlos, se juntaron en la mesa de la Secretaría General de ATE Rosario, que tantos debates y charlas ha presenciado, cuatro de sus compañeros de andanzas. Vivieron junto a ellos sus experiencias tanto en la Fábrica Militar de Fray Luis Beltrán como en la fundación de ANUSATE, en la dirección de la vieja ATE Borghi, al frente de la CGT de San Lorenzo y como dirigentes del sindicato a nivel local y nacional.
Los cuatro tienen más de 60 años y están jubilados o a punto de hacerlo. Se ríen anchamente durante buena parte de la charla, rememorando anécdotas y jodas que le hacían al “Enano” Peyrano, que era un calentón. Pero la seriedad se plasma, intensa, cuando destacan la honestidad, honradez y el respeto por las decisiones colectivas de Miguel y de Jorge, cuando recuerdan su recorrido sindical y su final airoso como compañeros comprometidos de manera inquebrantable.
Trayectorias
Peyrano entró en la Fábrica en abril del '72 y allí, en el mismo taller, entró a trabajar Alberto Labudia un mes después. “Trabajábamos juntos en el mismo sector, éramos compañeros y estábamos en la misma línea de fabricación, coincidíamos en todo”, describe quien hoy se desempeña como Pro Secretario de Finanzas de ATE Rosario. “Hasta que en el ´84, a fuerza de hincharme las bolas, Miguel me metió de prepo en el gremio, se hizo una reunión porque se estaba armando la lista y me metió de Secretario de Organización. Ahí comenzó la historia, el trabajo con él”, apunta, en referencia a la dirección de la Seccional Borghi.
Acedo también estaba desde el '73 en la planta de Beltrán. Pero con la dictadura fue cesanteado y obligado al exilio interno. Tras manejar durante años un taxi, fue Miguel el que logró su reincorporación a la Fábrica con el retorno de la democracia. La condición era que no tenía que permanecer en ese lugar, así que Jorge se fue a integrar el Consejo Directivo Nacional de ATE.
Desde 1984 a 1988, Peyrano fue Secretario General de ATE Borghi. Para la misma época, también estuvo al frente de la CGT San Lorenzo. Luego, ocupó la Secretaría Gremial del Consejo Directivo Provincial de ATE Santa Fe, acompañando a Héctor Quagliaro. En el '91 se disolvió Borghi y pasó a ser una sola seccional junto a Rosario. Y para las elecciones del año siguiente, Miguel también sería parte de la dirección nacional del sindicato estatal. En 2003, como continuación del proyecto encabezado por Quagliaro, Acedo fue electo al frente de la seccional Rosario durante dos períodos.
Entre el fútbol y ANUSATE
Raúl Broin es más conocido como “El Indio”. Es el mayor de todos, con sus 74 años, y también conoció a Jorge y a Miguel en su lugar de trabajo, donde ingresó en 1973. “Jorge era el delegado de ahí y empezamos a hablar en esa época de pleno control. Vino un jefe y me dijo que no hable tanto con los gremialistas. Y después agarró Miguel, que a parte de lo gremial también jugaba al fútbol con nosotros que teníamos un equipo. En realidad, a Miguel y a Spataro no le daba bola nadie ahí en la Fábrica, lo saludaban de lejos. Se ve que lo mismo que me habían dicho a mí le dijeron a todos los demás. Y con Miguel empezamos a hacer amistad por el fútbol”, rememora.
“Todos lo empezamos a apoyar porque Miguel era un tipo muy limpio, lo que más resaltaba era la honestidad. Los milicos a todos los gremialistas los presentaban y le daban plata. Todos empezaron a meter la mano en la lata, menos estos dos que, al contrario, habían puesto plata de su bolsillo”, resalta.
Quien fuera el adjunto de Peyrano en Borghi en el '84, también recuerda la fundación de una herramienta fundamental para los estatales: “cuando se creó ANUSATE, estuvimos ahí y nos dimos cuenta que era maravilloso. Venir después de muchos años que en todo momento estaban los milicos y llegar a ver algo democrático, en donde vos podías hablar tranquilamente y no había nadie que te hiciera callar. Volvimos, fuimos con Jorge y De Gennaro a la Fábrica, y pudimos hacerlo entrar”.
Orgullo fabriquero
Quien también está en la mesa es “El Gaucho”, Hugo Gebobi. Él ingresó a la Fábrica en el '76, época en que “para mantener abierta la seccional, lo único que se hacía era trabajar con la parte de acción social. Miguel y (José) Spataro conseguían cómo comprar en cuotas o ir a los supermercados con un vale que ellos distribuían. En el año '77 o '78 crean una mutual, que duró hasta hace cuatro o cinco años. Ellos dos promueven la creación de esta mutual, que era parte de una cooperativa”, explica.
“El primer día que lo vi a Acedo vinieron los dos con Quagliaro a hablar que habían formado una lista, la ANUSATE, y nos contaron todo eso. Yo tampoco lo conocía a Quagliaro, claro, era para los más antiguos que se conocían de la CGT y todas esas cosas. Y con Acedo y Miguel, de ahí arrancamos. Están vistas sus vidas y como terminaron, compañerazos”, destaca.
Gebobi fue Secretario de Prensa y Propaganda en Borghi y luego acompañó a Miguel y otros compañeros en la seccional Rosario junto con Quagliaro. Para el Gaucho, el hecho de ser fabriqueros es lo que los mantenía y aún mantiene unidos: “todos los compañeros de Fábrica Militar me dieron una satisfacción inmensa. Desde aquella vez histórica cuando le ganamos a (Raúl) Praino, porque la diferencia la hizo Fábrica Militar, y eso es un orgullo”.
La recuperación de ATE
El pibe de la reunión es Roberto Moreno, actual Secretario de Acción Social de ATE Rosario, quien supo integrar la juventud sindical del gremio. Él conoció a Jorge como taxista y a Miguel cuando, en el '81, ingresó a la Fábrica. “Cuando viene el primer paro de la CGT a la dictadura, en el ´82, parar en plena dictadura, los contratados pensábamos que nos echaban a todos. Voy a hablar al gremio y lo conozco a Miguel, y decidimos parar todos”, relata.
Roberto fue delegado luego de eso y recuerda especialmente las elecciones de ATE del '84, con la normalización del sindicato: “hubo una discusión bastante grande, porque había un sector de la Fábrica que no bancaban la conducción de Miguel. Y otro sector lo bancábamos porque le reconocíamos que había mantenido durante la dictadura el gremio funcionando y todos los que estábamos ahí estábamos por él. Cuando vamos a las elecciones, las que gana Víctor de Gennaro, en Fábrica Militar Fray Luis Beltrán gana por más del 90% de los votos. Borghi fue la seccional de todo el país que más porcentaje de votos sacó”.
El mandato de la asamblea
“Discutíamos, era una discusión de proyecto a futuro, de ideas. Pero estoy acá y sigo acá, y si sigo es por Miguel y por Jorge. Jorge siempre fue parte de la construcción que hemos hecho nosotros”, apunta Labudia.
En el mismo sentido, Moreno describe un eje fundamental de la política que propugnaban: “Jorge respetaba mucho los mandatos de la asamblea. Para él si una asamblea de Fábrica disponía que había que tirar la casa Rosada, él tiraba la casa Rosada. Tanto para Jorge como para Miguel, lo que salía en asamblea era una orden, se tenía que respetar el mandato de la Asamblea”.
Como ejemplo, recuerda la última carpa que, en 2004, tuvo a los fabriqueros 90 días en la puerta de la planta. “La Comisión que estaba en ese momento, junto a Jorge y Miguel, no estábamos de acuerdo en continuar. Pero perdimos la asamblea, nos pusimos al frente de la carpa y fue una cosa muy buena. La asamblea la votó y la sacamos adelante aún cuando no estábamos de acuerdo”, señala. Inmediatamente, Labudia agrega: “hay una cosa que vos transmitis y se lleva de compañero en compañero y de boca en boca, que es la cultura de la asamblea”.
El Indio, terciando, brinda el cierre de esta crónica de una reunión que podría haber habilitado varios artículos más: “Gracias a estos dos que estamos recordando tenemos una estructura. Y quedó también la asamblea. Entonces, siempre a pelearse en la asamblea, pero nada más. El que se pelea afuera, pierde”.
Equipo de Comunicación ATE Rosario
* Nota publicada en el periódico Codo a Codo de diciembre de 2017